¿Por qué funcionan las historias para contar una marca? ¿Funciona cualquier historia? ¿Qué es el storytelling?
Si sos emprendedor o tenés una empresa, sin importar el tamaño, seguramente son preguntas que te has hecho alguna vez. Intentaremos en este breve texto resumir todo lo que implica contar historias para marcas y llegar a un final feliz.
Las historias funcionan porque nuestro cerebro está seteado para recibirlas gratamente. Por un lado, porque desde que dejamos de ser Homo Sapiens escuchamos historias todos los días. Por el otro, porque el cerebro “economiza” energía todo el tiempo y las historias tienen la ventaja de ser muy claras en su mensaje (las bien escritas) sin necesidad de mucho desgaste neuronal.
Y, finalmente, porque las historias generan en nuestro cerebro un efecto bioquímico aumentando la dopamina (hormona asociada a la concentración), oxitocina (asociada a la empatía) y endorfina (asociada a hacer reír, a la creatividad). Básicamente, cuando escuchamos historias, somos felices.
Como podemos ver, las historias nos conectan directamente con lo emocional y si a eso le sumamos lo ya comprobado, que compramos regidos por emociones y no por la razón, cabe preguntarse: ¿por qué todavía no estás contando historias de tu marca?
Las historias son mecanismos de sentido que ordenan a quienes tienen que contar de qué va su empresa en un relato estructurado y bien narrado y clarifican la comprensión a quienes la reciben para que perduren más en el tiempo.
Ahora, ¿qué tiene que tener una historia de marca para que funcione? Primero y principal: personajes. No hay historia sin alguien que la cuente, alguien a quien le suceda algo y genere acciones para revertir esa situación y culminar en éxito.
De personajes hay libros enteros para nutrirse, pero algo importante a tener en cuenta es que “el héroe no sos vos, ni tu marca; el héroe tiene que ser tu cliente”. Las marcas que así lo entendieron desarrollaron historias disruptivas y funcionales a sus objetivos comerciales. Ejemplo, Apple. Pasaron de una nota de 9 páginas en el New York Times cuando lanzaron el primer ordenador a una sola página con “Think Different”. No hablan de las características de su hard o soft, sino de lo que “el cliente” puede hacer con sus creaciones.
Formas de estructurar una historia también hay muchas. Una simple y que funciona es la siguiente: Un personaje tiene un problema, en el momento de máxima desesperación aparece un guía que le da un plan y le lanza un llamado a actuar, lo que culmina en un éxito que le ayuda a eliminar el fracaso.
El personaje principal debe ser el cliente, como ya mencionamos. El problema es el conflicto, que muchas veces olvidamos. No hay historia sin conflicto y aquí tenemos que entender muy bien cuáles son los problemas que necesita resolver nuestro cliente y cómo nuestra marca se convierte en una guía que le da un plan para actuar y solucionar su problema.
Parece fácil, pero es toda una disciplina. Lo interesantes es que es muy divertido y funciona. Las historias para contar sobre nuestra marca y nuestro cliente están ahí, esperando a que alguien las detecte, les dé un formato y salgan a comunicarse para lograr un objetivo en el negocio.
Realmente vale la pena intentarlo, escriban y reescriban hasta que se sientan cómodos con la historia de sus marcas. Escuchen cómo les suena a sus allegados y, por supuesto, a sus clientes.
“Sin historia no hay negocio”. ¿Ya tenés la tuya?
Autor: Esteban Ruiz, licenciado en Comunicación Social, Magíster en Comunicación y Educación, realizador audiovisual, docente universitario y storyteller | instagram.com/agenciaretina