Siempre fui muy cercano a expresiones artísticas como el dibujo, la pintura e incluso a la animación, pero mi experiencia en el mundo del diseño y la escultura en 3D me ha abierto las puertas a un nuevo mundo con infinidad de posibilidades. Lo que pretendo de mis obras es que no se queden estáticas sino que, de alguna manera, logren «cobrar vida».
En mis primeros pasos estudié personajes clásicos del 2D y los transformé al 3D, muchas veces teniendo que adaptar o reinterpretar el diseño original. A medida que iba practicando, fusioné dos personajes famosos para crear uno nuevo que fuera original, pero que mantuviera características reconocibles de ambos. Para crear cosas nuevas debía entender cómo habían sido generadas las que ya existían, cómo se había pensado el diseño de cada una de sus partes componentes y qué decían esas características sobre el personaje. Es la conceptualización lo que comunica y los trae a la vida.
A la par de estos avances llegó mi impresora 3D y fue cuando pude materializar mis creaciones. Sentí que había encontrado realmente lo que quería hacer: crear piezas originales diseñadas específicamente para cumplir los caprichos de cada uno. Entré entonces al universo de los art toys. Aunque la palabra «toys» significa «juguetes» en inglés, en realidad no lo son, ni están destinados al público infantil, sino a adultos interesados en el arte y el coleccionismo.
El diseño 3D, en este caso, está orientado específicamente a la materialización, por lo que debe adaptarse para que justamente logre cumplirla. Pero ¿qué significa esto? Las adaptaciones no se alejan mucho de cómo sería su «versión real», por ejemplo, no se puede imprimir en 3D el pelo como fibras separadas, debe generarse una forma sólida con textura que visualmente cumpla la misma función. En ocasiones, si el diseño es muy complejo, hay que dividir el modelo y resolver cómo generar encastres para que quede prolijo y sea lo más imperceptible posible.
Normalmente estamos hablando de piezas singulares y la exclusividad es algo muy importante a resaltar. No hay que olvidar que solamente la impresión 3D puede llevar desde unas cuantas horas a un par de días. Las considero pequeñas obras de arte, cuidadosamente diseñadas y producidas.
Es posible crear absolutamente lo que sea: una versión graciosa tuya, de tu mascota, un accesorio funcional y elementos decorativos exclusivos que pueden convertirse en regalos muy especiales. Si bien existen bancos de archivos imprimibles gratuitos que he impreso tal cual o «remixado» y adaptado para darle otra utilidad, siempre prefiero poner toda mi dedicación y empeño a lo que ofrezco como original y 100 % personalizado. Además, agrego valor ya que los presento en packaging exclusivos porque no quiero alejarme demasiado del diseño gráfico.
Nada de esto sería posible sin mis más especiales herramientas (estrechamente ligadas a personas especiales): mi tableta gráfica y mi impresora 3D que manifiestan y materializan los deseos de los clientes a través de su confianza en mi creatividad y compromiso.
Autor: Manuel Teragni, escultor digital de personajes y diseñador gráfico
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